Zippo Azafata

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Los eternos encendedores a prueba de viento. Un click, un chispazo, una flama que nada puede extinguir. Fiables, duros, resistentes, estos soportan todas las inclemencias del clima.

La historia de Zippo comienza a fines de 1932, cuando su fundador vió a un amigo luchar para encender su cigarrillo con un encendedor de trinchera austríaco – para los más curiosos, se trataba de un IMCO, marca que pasaría a desarrollar los clásicos "Carusita"; diseño el cual, para obtener algún resultado, debia operarse con ambas manos. Ese año comienza la historia de una de las marcas más icónicas y reconocibles, no sólo del mundo del tabaco, sino de la cultura pop a nivel mundial. Sobre el concepto del encendedor original, decidió mejorar sus fallas: conservó la chimenea que preservaba la llama, construyó una carcaza gruesa que no se mellaba (la original se dañaba con facilidad), e incorporó una tapa que se abría facilmente, permitiendo emplear el mismo con una sola mano. El 17 de mayo de 1934 se presentaron los formularios para registrar su patente, y el 3 de marzo de 1936 le fue otorgada.

En 1941, Zippo cesa las entregas al público dedicando sus esfuerzos a la producción para el ejército estadounidense. Ésta iniciativa se materializó en el clásico zippo de acero negro pavonado, con superficie rugosa. El solo hecho de que millones de estadounidenses marcharan a la batalla cargando uno fue un catalizador posicionando a la marca como un icono en el mundo. Llegada la paz, la fabricación estaba en su punto máximo, y favoreció posicionarse como una marca viable y fuerte.